Amnesia Nocturna

Muchas calamidades afligen a mi tío Francisco, pero una de ellas ocupa lugar prominente: la angustia de no poder recordar algo en un momento determinado. Este algo puede ser una fecha, una palabra, un nombre, un acontecimiento cualquiera. La mayor parte de las veces es un dato sin importancia, pero que al escapar momentaneamente de su memoria se convierte en una verdadera obsesión que le ahuyenta hasta el sueño.

Lo peor del caso es que también ahuyenta el reposo del resto de la familia, a la que recurre – y a un círculo de amigos cada vez más reducido – para que lo ayuden a recuperar el vocablo.

Los ataques de amnesia parcial de mi tío suelen presentarse alrededor de la medianoche, cuando al resto de la humanidad le tiene muy sin cuidado recordar el apodo del segundo Borbón que reinó en España. Mi tio suele estar ya a punto de conciliar el sueño, cuando de repente el demonio verde de la duda le pregunta al oido cual es la capital de Nigeria.

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