Es mis epocas, esta caricatura se convirtió en un clásico. Seguro que muchos la recordarán, y quizas otros encuentren en ella esa deliciosa ironia, de quienes creen que ser padre se celebra solo un dia al año.

Es mis epocas, esta caricatura se convirtió en un clásico. Seguro que muchos la recordarán, y quizas otros encuentren en ella esa deliciosa ironia, de quienes creen que ser padre se celebra solo un dia al año.
Cuatro es un numero magico. Cuatro siglos, cuatro decadas, cuatro los elementos que dan vida a la naturaleza… cuatro los secretos que hoy te seran develados. Has confiado en mi, y te lo agradezco. Te pedi que tomaras mi mano, cerraras los ojos y tuvieras fé en este viaje.
Hemos llegado hasta este punto en lo profundo del bosque. Un lugar tranquilo, y apacible, en donde solo estamos tu y yo. Es una noche fresca y sobre nosotros, hay luna y un cielo repleto de estrellas, que brillan como luciernagas en un estanque. Una suave brisa nos rodea, y acompaña a las voces de criaturas nocturnas, que nos saludan y dan la bienvenida.
Si. te pensé. Tan presente estabas, que quize compartir contigo detalles finos de uno de tantos placeres de la vida. Un regalo que se disfruta en mas de un sentido a la vez. No hubo una razon en particular.. fue simplemente porque si. Porque te pensé.
Aun así, conociendo la agenda, una llamada para confirmar la expectativa de la sorpresa. Mas tarde, el segundo encuentro del dia. El primero ocurrió a pie de calle, sellado con un abrazo generoso, rico. En el segundo era mas evidente aun la presencia.
Eduardo Sacheri nace en la decada de los 60’s en Buenos Aires, Argentina, y si bien sus pasiones desde pequeño fueron siempre el futbol y escribir, es 30 años después, que sus historias comenzaron a ser reconocidas y publicadas. Cuentos y narraciones enclavados en la vida del barrio, personajes corriendo tras un balón que gira y rebota en los senderos de lo cotidiano.
Hacia 2005, publica la novela «La pregunta de sus ojos». Es esta misma novela que años después cayera en manos del propio Juan José Campanella, reconocido cineasta y director argentino, y quien le propusiera al mismo Sacheri el llevarla a la pantalla de plata.
Santiago Pando es un hombre renovado, que dejó de ser un personaje importante, para reencontrarse a si mismo, dentro de una visión cosmogónica que lleva un mensaje de luz para todos.
Mexicano de origen, publicista por elección. Reconocido ampliamente en los círculos de los medios de comunicación, y su antigua relación con la política. Sus campañas llevaron a realizar un cambio importante en el pensamiento colectivo, en el querer hacer, en el creer en uno mismo, y en todos a la vez. «Una manera de comprobar que a traves de la comunicacion, se puede elevar el espiritu de toda una nación», en sus propias palabras.
Santiago tiene mucho que decir, y lo dice claro y fuerte. El cine es la herramienta, y el mismo internet, el vehículo para difundirlo. «Creer es crear», su primera obra en este género, narra un proceso de transformación. El del mismo Santiago, y coincidentemente, el de muchos que como él, hemos descubierto que la razon es una vision a medias, y la verdad, es una vision total a 360 grados. Sus peliculas, son peliculas de vida.
Pasos lentos que arrastran melancolia.
Te veo de reojo solamente.
En otras ocasiones, te busco con insistencia. Hoy no.
Se que estas alla arriba, y es que, en donde mas podrias estar?
Recuerdo otras noches en las que me susurrabas canciones.
Hoy eres indiferente. No tienes nada para mi.
Yo insisto en no mirarte.
Tu en cambio, iluminas mi camino.
Tanta generosidad a cambio de nada.
Algun dia, nadie puede saberlo, nos volveremos a encontrar.
Y platicaremos como antaño.
Nos contaremos cosas bellas, compartiremos sentimientos.
Hoy no. Quizas mañana tampoco.
Asi es esto del amor a destiempo.
…Y asi, anduve por un tiempo como un loco, doliendo olvidos, buscando lugares y personas que no encontré. Voces, que un dia sin aviso, simplemente callaron.
Emociones y letras truncas de proyectos que sobre aquel fertil campito se vertieron, buscando el surco al camino, la tierra fresca y prodiga en amor, con que darles cobijo y sustento.
Un dia, se que caminare de nuevo por aquellas calles, y descubriré que en realidad jamas me he ido. Porque se, que nunca he sido bueno para los adioses.
Para el resto de las monjas, el trabajar en aquella cocina podía parecer agobiante. Pero no para Sor MAGDALENA quien, pese a los incesantes gritos, reprimendas y empellones que la Madre Trini propinaba a quien no seguía con precisión sus instrucciones, repetía para si el CANTICO que había aprendido de pequeña, y que la acompañaba a todas partes desde entonces:
…»Yo me quería casar
con un mocito barbero,
y mis padres me querían
monjita de un monasterio.»…
Un detalle mas tenía Sor Magdalena: era distraida a morir. Siempre estaba olvidando donde dejaba las cosas, o si ha habia hecho esto o aquello, y no era raro encontrarse toda clase de cosas en los lugares mas inverosímiles, como el salero en el congelador, o el tejido en el horno. Como es de suponer, esta situación la convirtío pronto en presa fácil de la Madre Trini.
-«Te he dicho que al caldo, poca sal, y mas zanahorias!» – Gritaba la Madre Trini, desde el fondo de su ronco pecho, mientras probaba bocado de todo cuanto en aquella cocina se hacía:
– «Demasiado frito»
– «Picado fino, dije fino!»
– «Las papas peladas, por Dios!»
Siempre habia algo que reclamar, y siempre había algo que Sor Magdalena había olvidado. Como esa mañana, cuando Magdalena preguntó:
– «Como me dijo que tenía que ser el pollo para los tamales?»
– «DESHUESADO!» – fue el último reclamo de una cianótica Madre Trini, que azotó sobre el piso.
– «Eso! Deshuesado» – repitió para si, en tono ALIVIADO, mientras continúo con su canción.
. . .
NOTA:
Detrás de este cuento, hay una historia interesante que le dió origen. Como parte de un ejercicio creativo que venimos realizando entre varias personas que nos gusta escribir, de cuando en cuando seleccionamos al azar una serie de palabras, la mayoria de las veces 4 o 5 de ellas sin aparente relación.
A partir de esta lista de palabras, es que nos damos a la tarea, cada uno y desde su muy particular estilo, el crear una historia, un cuento, en donde las palabras se vean involucradas, con la condición de que TODAS sean empleadas en algún momento.
En esta ocasión, la lista fue: MAGDALENA, CANTICO, ALIVIADO y DESHUESADO. El como usarlas y relacionarlas es el objetivo del ejercicio.
De ahi, surgió este breve cuento… y el de ENSIMISMADO, que tambien comparte el mismo origen.
Desde pequeño fué introvertido. Quizás un caso de timidéz extrema, derivada de una madre sobreprotectora que siempre estuvo presente, en todo momento, a toda hora.. de manera agobiante. De ahi que optara (quizás su única opción) por el ensimismamiento.
Ensimismamiento, esimismado.. en si mismo. Para si. Creo que no hubo mejor adjetivo con que describir lo que fueron esos años en la facultad. Vivia inmerso en los estudios, y no se daba pie a mas. La vida pasaba frente a si, y él, hasta la NARIZ, metido en sus libros, inhalando conocimiento, encontrándole solución a los problemas, comprobando teoremas.. teoremas que en el arte de socializar de nade le servían, y eso le provocaba un MIEDO enorme.
-«Tu estas en la clase de biología, no?» – le pareció escuchar entre el caos de sus pensamientos. Cual burbuja de jabón que estalla al no resistir mas tensión molecular, letras y números del libro que leía se desvanecieron, para fijar su mirada en ella. Solo pudo balbucear algunas palabras, todas monosílabicas.
– «Si, te he visto ahi. Siempre eres muy serio.» – le dijo ella. Y continuó: -«Me puedo sentar a tu lado?»-
Para ella, eso fue una simple acción. Para él, un complicadísimo proceso de experimentación y comprobación, una derivación de ese método científico que corría por sus venas. Ella le demostró con una sonrisa, que había mas vida en ello, que en el MUSEO personal que se había creado con esa actitud de recogimiento personal, desentendido del mundo exterior.
Pensó para si que ya podría MORIR en paz.
. . .